En épocas donde la explosión de la información y la sobreoferta editorial surgen como fenómenos que ponen en riesgo una acertada evaluación y selección de materiales de lectura, se hace necesario que promotores de lectura, educadores, padres de familia y todos aquellos que tienen la responsabilidad de poner un buen material en las manos de otro, tengan el conocimiento y las herramientas que les permita diferenciar un buen libro de un mal libro. Cada libro tiene su lector, y cada lector tiene su libro.