El 14 de febrero de 1942, el Vyner Brooke, un barco mercante que transportaba a un grupo de expatriados que huían desesperados de Singapur, fue hundido por bombarderos japoneses. Aunque muchos de los pasajeros se ahogaron al instante, Nesta, enfermera australiana, y Norah, música inglesa, sobrevivieron milagrosamente y llegaron a las playas de la isla de Banka, entonces controlada por los japoneses. De inmediato fueron tomadas como prisioneras de guerra y separadas de los hombres. Norah no estaba segura del destino de su marido, John.Durante casi cuatro años, Norah y Nesta lucharon por sobrevivir. Trasladadas de un campamento a otro, finalmente se establecieron en el infame campo de prisioneros de Palembang, en lo profundo de la jungla de Sumatra. Allí, las mujeres y los niños se enfrentaron a la enfermedad, el hambre y la impensable brutalidad infligida por los soldados japoneses: menos de la mitad de los reclusos del campo vivieron para ver a los japoneses derrotados. Sin embargo, estas mujeres encontraron, en sí mismas y juntas, un coraje y un ingenio extraordinarios.