Te voy a contar una historia, que me pide ser contada. Una historia verdadera sobre drogas, sufrimiento y redención. Sobre el infierno y el cielo; sobre el tormento y la culpa; sobre la fe y los milagros; sobre el poder del amor. Una historia en la que el "¿por qué a mí?" se convirtió en "Gracias porque a mí". Un gracias que te puede parecer absurdo si no ves más allá, si no ves con los ojos del alma que encuentra en todo un para qué. El protagonista es mi hijo Francisco (Paco). Él me ha dado su permiso para contarte su historia, que es también la mía y se parece a la de millones. Las historias superadas ameritan ser contadas, porque pueden servir a otros. Hay cosas que tienen que suceder; que están escritas así para que abran, para que empujen, para que hagan crecer. Las piezas y los actores se van poco a poco entrelazando, a veces durante años, para que suceda eso que ya es.