La fuerza del pensamiento flexible radica en que nos permite inventarnos a nosotros mismos y fluir con los eventos de la vida sin lastimar ni lastimarse. Por el contrario, la rigidez psicológica enferma, genera sufrimiento (estrés, depresión, ansiedad, hostilidad) y promueve una violencia individual y social significativa. Si decides aferrarte a tus dogmas de manera irracional, tendrás una vida empobrecida y dolorosa. La mente flexible fortalece el “yo”, actúa como un factor de protección contra las enfermedades psicológicas, genera bienestar y mejores relaciones interpersonales, y nos acerca a una vida más tranquila y feliz. Si decides ser flexible, te quitarás un enorme peso de encima al ver que nada está predeterminado y que puedes ser el último juez de tu propia conducta.