En este libro se examinan los fines confesados y no confesados a los que sirve la educación, y se propone que es necesario esclarecer esas funciones últimas si se quieren realizar cambios significativos. Al mismo tiempo, se esclarece la persistencia con la que resuenan las voces conservadoras que se alzan para propugnar una vuelta al pasado -lo que resulta vano- como solución de los problemas actuales y futuros, cada vez que se propone una reforma