Fue amor a primera vista. Un relámpago que me reveló sentimientos nuevos y palpitantes, como esa luz que sólo había leído en libros de poesía. Sin darme cuenta, poco a poco entré en un laberinto de emociones que me perdió en ella y me enfrentó conmigo. Fueron días interminables en los que aprendí a nombrar mi deseo y mi frustración. Tantas derrotas. Comencé a escribir. Y todo, absolutamente todo esfuerzo por amar y ser amado me parecía inútil.