Águeda es una treintañera que investiga las andanzas de un aventurero del siglo XVIII. Con el trabajo de archivo afloran también las propias elucubraciones, a través de las cuales vamos adentrándonos en las vicisitudes e inseguridades de una mujer que reflexiona sobre su infancia y las relaciones entre sus padres, sobre los sentimientos por su joven hermanastro, por el abuelo que está en la residencia o por el singular arquitecto con el que convive. Esto la llevará a hablar del amor y de la muerte. Porque es sobre todo la reciente pérdida de la madre la que empuja su dolor y le hace enfrentarse a las heridas del pasado, a la sed del presente, a la curiosidad ante lo inexplicable, a la extrañeza de seguir viva... Porque "desde que el mundo es mundo, vivir y morir vienen siendo la cara y la cruz de una misma moneda echada al aire, pero si sale cara es todavía más absurdo".