El Libro de las caídas pertenece a un género inclasificable que se encuentra a medio camino entre la narrativa y la poesía. La imagen remite al texto y el texto remite a la imagen. Ninguno existe de manera independiente y carecen de significado sin el complemento del otro. La prosa de Andrés Barba es dura y profunda. Los dibujos de Pablo Angulo de trazos gruesos y rústicos aportan al texto el dinamismo y movilidad propios de la aproximación vertiginosa hacia lo desconocido. Prosa y dibujos se reúnen y compenetran en este libro formando pequeñas instantáneas cuyo hilo conductor es el relato de una caída interminable.