Justo cuando Mika, Hibino y Pol reanudan el camino, el cuerpo del dios se descompone en una especie de masa gelatinosa. En ese momento aparece Yatagarasu, una deidad con forma de cuervo que, a petición de Mika, ayuda a Pol a recuperar su forma original. Nada más salir de este aprieto, los recuerdos inundan de golpe la mente de Pol: ¿es posible que él sea la media naranja que Hibino lleva tanto tiempo buscando? Por su parte, Mika está a punto de llegar a las puertas del Yomi, la tierra de los muertos... sin saber si eso bastará para reencontrarse con su mejor amiga fallecida.