EL DÍA QUE NO FUE

EL DÍA QUE NO FUE

Editorial:
ALFAGUARA
Año de edición:
ISBN:
978-607-31-8443-4
Páginas:
200
Encuadernación:
Rústica
Clasificación:
INTERES GENERAL
$129.00 MXN
IVA incluido
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Un amor sorpresivo. Una ruptura incomprensible. Dos caras de una misma moneda. u00bfCómo puede convertirse el amor más luminoso y feliz en violencia que lastima, en ausencia que duele? La anónima protagonista de esta novela ha sido expulsada de la vida del ser amado. Viviendo una relación feliz y estable con un hombre, descubrió el verdadero y más completo amor en una mujer. Sin pensarlo dos veces, tomó el riesgo y se lanzó hacia un romance que duraría más de una década. Pero la felicidad no le dejó ver que llegaría el día de la ruptura y que ésta no traería únicamente soledad, sino un profundo miedo. Miedo porque la persona amada ahora puede transformarse en su peor enemiga. Un miedo presente que le recuerda miedos más antiguos: exilios, desapariciones, violencias. Miedos suyos y miedos que son de otros. Sola, encerrada con sus pensamientos, rememora escenas del pasado. La alegría de entonces no la reconforta: la hiere con sutileza. Los recuerdos duelen, las fotos son ahora pedazos de memoria. Pedazos que deberá recoger y guardar en algún rincón para poder seguir adelante. La crítica ha dicho: u00abUna novela madura y ambiciosa sobre la memoria, la sumisión y la violencia de género.u00bb Manuel Rodríguez Rivero, Babelia (sobre La estirpe del silencio) u00abSandra Lorenzano escribe con la urgencia y el goce doliente de quien, conociendo la distancia insalvable que separa del objeto añorado #país que se ha dejado atrás, infancia, cuerpo desaparecido, cuerpo erótico#, insiste en evocarlo a través de fragmentos, de pedazos rotos, de reliquias. O mejor sería decir que lo convoca ritualmente.u00bb Sylvia Molloy (sobre Saudades) u00abLa elegía por lo irrecuperable, por los naufragios, no se limita a los años: el instante mismo se licúa. Sandra tiene la tentación de decirnos que nuestra vida pasada es el sol de lo que sucedió hace ocho minutos o es el abismo del presente mismo que ya es ceniza. Sin embargo, justamente en esta tensión, en este vértigo del instante, la poeta rasga el velo del mundo y del tiempo y se adentra en un silencio que sostiene todo lo que existe. Palpa su ritmo, escucha los murmullos de una música invisible que flota en medio de los vestigios.u00bb José Gordon (sobre Vestigios)

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