Se sufre demasiado por amor, ésa es la verdad. Incluso los que se vanaglorian de estar perfectamente acoplados a su pareja, en lo más recóndito de su ser albergan dudas, inseguridades. ¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la persona equivocada, por sentir un descenso en el deseo o simplemente por la caricia que nunca llegó? No hay nada más hipersensible que el amor, nada más arrebatador, nada más vital. Renunciar a él es vivir menos o no vivir. Ama y no sufras es un intento de ampliar lo que el autor expuso en ¿amar o depender? No sólo se trata de amar sin apegos (una de las causas principales del dolor afectivo), que es un logro importante, sino de acabar con todo tipo de sufrimiento inútil relacionado con el amor. Se trata de incrementar el cociente amoroso. Y ligar el corazón a la mente de tal manera que podamos canalizar saludablemente el sentimiento. Sin lugar a dudas, sentir amor es más fácil que explicarlo, porque nadie nos ha educado para amar y ser amados, al menos de manera explícita. Habrá quienes digan que el amor no es para entenderlo, sino para sentirlo y disfrutarlo y que el romanticismo no soporta ningún tipo de lógica: nada más erróneo.