En la puritana Inglaterra de la Reina Victoria era axiomático el requisito de que los cuentos infantiles tuvieran moraleja. Los de Alicia no la tenían y quizá por eso se ganaron el favor del gran público. La cuestión principal que parece preocupar hoy en día acerca de este par de clásicos de la literatura infantil es saber si son o no en realidad cuentos para niños. Sea cual sea la respuesta, lo que está claro que diferencia a las dos Alicias de la inmensa mayoría de sus congéneres es que son cuentos que interesan también a las personas mayores.