Un escritor que practica el plagio literario, una mujer obsesiva bajo una maternidad malentendida o una enferma frente al trance de elegir son algunos de los personajes de Alberto Chimal que conviven con su propio infierno, con su propio disimulo, manipulación o incertidumbre.
Chimal enciende una prosa que subraya el matiz de lo fantástico y que explora siempre límites, siendo así su literatura juego e hipnosis donde introducirnos y, posiblemente, quemarnos.